viernes, 27 de septiembre de 2019

Cada Aniversario Patrio un buen motivo para mejorar

Publicado en:
El Clarín (Cajamarca Perú)
TRUJILLOPRENSAPERU (Trujillo Perú)

Es común que en el curso de nuestra vida valoremos y celebremos sucesos emblemáticos, como el aniversario patrio, nuestro onomástico o conmemoraciones familiares especiales. Estos momentos, pasarían de ser comunes a extraordinarios si es que también sirviesen para hacer un balance autocrítico, como individuos y sociedad, de cuáles son los aportes que estamos haciendo para el mejoramiento de la humanidad, nuestro país y hogar.

Esto no sucede, en casi ninguna ocasión, por eso las celebraciones son repetitivas y protocolares, comerciales, sin huella y sin compromisos ni tareas. Sólo son celebraciones momentáneas, movidas por la costumbre y cuando son privadas, por lo general, orientadas a satisfacer el “control social”.

Lo que ocurre, año a año, con ocasión de “fiestas patrias” grafica lo que afirmo.

Un programa “oficial”, cada vez más inalterable, que se cumple con riguroso protocolo en gran parte del país. Como previos, y en paralelo a lo anterior, somos inundados por las “ofertas” del mercado, que van acompañadas de un exacerbado espíritu patriotero. No hay una reflexión de fondo sobre el presente y futuro del país, pese a que, sobre todo en este último tiempo, vivimos una realidad plagada de múltiples problemas sociales, políticos y estructurales de Estado, que nos acosan y afectan dramáticamente.

¿Celebramos un año más de “independencia”, el día de la “patria” o conmemoramos el inicio de nuestra “libertad”? ¿Celebramos la alegría por los feriados y los viajes que algunos piensa realizar aprovechando la “grati”? ¿Celebramos nuestra “cultura militar” en de los desfiles escolares, policiales y de las FFAA? ¿Celebramos el tener la extraordinaria riqueza de un país multicultural y con una historia y arqueología milenaria? ¿Celebramos nuestra gastronomía? ¿Celebramos el tener los mejores ciudadanos y “clase política” del mundo? ¿Celebramos la eficacia y eficiencia de nuestro Estado? ¿Celebramos los avances en la construcción de un país sin corrupción, impunidad y otros crímenes? ¿Qué celebramos?

Todos y todas, si amamos como pregonamos a nuestro país, debemos ofrecer respuestas aterrizadas y sinceras. Necesitamos repensar y terminar de construir la estructura, la identidad y el rostro del Perú que merecemos. Tenemos un país excepcional que, en la medida que no lo conocemos, no lo valoramos ni respetamos. Por eso entre peruanos nos discriminamos y excluimos, usando la empresa la política y el Estado nos robamos, legislamos en contra de los intereses de los más necesitados y a favor de los que más tienen y, entre otros tantos modos de herirnos, nos engañamos y avasallamos. En suma, nos tratamos como enemigos; pues no hay apuestas por la reconciliación que hace más de 15 años recomendó la CVR.

Por eso la mirada que tienen del Perú y los peruanos en el mundo sigue siendo irreal y hasta romántica. Creen, por los espejismos que genera el turismo, el auge de la gastronomía, pero sobre todo el “crecimiento económico” de años pasados, que estamos muy cerca de dar el gran salto al “primer mundo”. Creen que ya no tenemos pobres y analfabetos y que nos alejamos por completo de los fantasmas del terrorismo y los autoritarismos. Estas valoraciones realmente se ajustan a la realidad? Porque paradógicamente, en contrasentido a esa mirada irreal, nos siguen asociando con Laura Bozo, la operadora de los psicosociales de la dictadura de Fujimori y Montesinos en los 90, como si todos los peruanos fuésemos embaucadores o viviésemos en conflicto con la ley penal.

En ese sentido, en este tiempo de “sensibilidad por lo peruano”, estamos llamados a pisar tierra y realizar una reflexión práctica sobre la ruta que debemos seguir, TODOS los peruanos, para consolidar aquellos procesos positivos que tenemos en desarrollo. El país que merecemos, entre otros factores, dependerá de que nuestra educación cívica, jurídica y política mejore hasta generar genuinos ciudadanos; también de que forjemos partidos políticos verdaderamente democráticos y elijamos mejor; y -por supuesto- que derrotemos a la corrupción, la impunidad y todo tipo de crimen.

TODOS podemos sumar a este hermoso propósito. Hagamos que la frase “te amo Perú” sea de verdadero compromiso y acción y no de retórica y sentimientos gaseosos. Darle potencia, contenido y valor histórico a la fecha 28 de julio, está en manos de cada peruano y peruana.

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