jueves, 18 de octubre de 2018

Los jóvenes: los enemigos de la corrupción

Publicado en:
El Clarín (Cajamarca Perú)


Hoy recibí un poema de Emelina Vásquez Ramírez (15), de la Institución Educativa 10639 de San Lorenzo de Bajo Cajamarca, sobre la lucha contra corrupción y decidí reflexionar sobre el papel que les asiste a los jóvenes en este proceso, inspirado en su justo deseo y exigencia a nuestra sociedad.

Hoy la corrupción es reconocida como tres de las primeras preocupaciones de las sociedades latinoamericanas y de otras latitudes del planeta. En Perú, como lo hemos expresado en columnas anteriores, en orden a lo que sigue ocurriendo, persiste el abuso de poder en el uso de los cargos y en la utilización de los fondos públicos para beneficio de servidores y miembros de los gobiernos locales regionales y nacionales; salvo honrosas excepciones. Un problema que se ha expandido y constituido en el más grave obstáculo para el desarrollo de los 1822 distritos existentes en el territorio nacional.

A más corrupción, menos calidad en los servicios públicos (educación, salud, vías de comunicación, etc) prestados desde los niveles funcionales del Estado. A mayor corrupción, mayor el declive y debilitamiento de nuestras instituciones democráticas (sistema de justicia, Policía Nacional, Contraloría, gobiernos municipales y regionales, etc), lo que impacta en la confianza de la población en la gestión y la eficiencia del sector público. A más corrupción menos posibilidad de ejercicio de ciudadanía y mayor rechazo a la política y la vida en democracia.

Según la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), serán 524,298 jóvenes los que el 7 de octubre sumarán las filas como nuevos electores, de los cuales más de 15 mil fueron sorteados como miembros de mesa. Para el año 2017 según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), existían 8 millones 441 mil jóvenes (de los 31 millones 237 mil 385 peruanos) de 15 a 29 años de edad, de los cuales 4 millones 275 mil eran hombres y 4 millones 165 mil mujeres.

En este contexto, resulta destacable la conducta cívica de Emelina, pero también la de Alder Gómez, Alberto Moncada, Carlos Quiroz, Manuel Alayo, Deyli Medali Rojas Hernández, Zenen Avellaneda, Edwin Leyva Arrivasplata, entre otros tantos jóvenes de mi Agua Blanca en San Miguel, porque cuestionan el mundo en que vivimos y muestran inconformidad con “el sistema” imperante. Todos ellos, no vacilan en expresar sus perspectivas y acciones de lucha contra la corrupción en sus ámbitos sociales. Son personas que encarnan el convencimiento de que es posible una democracia más limpia y transparente y que participar en política informada y constructivamente es un derecho pero al mismo tiempo un deber.
  
Se trata de jóvenes, como los que me ha tocado conocer en El Salvador, Guatemala, México, Chile, Ecuador, Bolivia y otros países de nuestra América, que no desean seguir siendo un dato estadístico, un voto y, en general, individuos sin ciudadanía efectiva. Son jóvenes que expresan su desprecio a la corrupción y están buscando desarrollar canales de participación ciudadana para lograr una rendición efectiva de cuentas, a la par del mejoramiento de la cultura jurídica y democrática.

En este orden de situaciones, insto a nuestros jóvenes para que afiancen su misión, con la pasión que los caracteriza, de forjar la buena política; una sin corrupción. Necesitamos jóvenes con espíritu político genuino que trascienda al poder momentáneo y que exprese su profundo amor a una causa de justicia, incluso, con el ejemplo glorioso del sacrificio.

Luis Alberto Sánchez nos transmitió la sustancia de la política. El éxito no es alcanzar los pináculos deseables o el poder, es servir, “servir en cualquier capacidad. Realmente gozo sirviendo, me molesta mucho cuando no puedo servir. No me ha interesado mucho el sobresalir. … lo que me interesa es seguir sirviendo y seguir haciendo cosas”. Saúl Cóndor Medina vivió para servir a su San Gregorio y Agua Blanca en San Miguel Cajamarca.

No hay futuro para nuestros pueblos sin ustedes queridos jóvenes, por eso dejo anotado -en modo preguntas- algunos desafíos: ¿Qué papel les toca para adecentar y centrar el debate político? ¿Qué papel tienen los partidos políticos para formar nuevas generaciones? ¿Qué puede aportar una ley de partidos para que ustedes sean visibilizados?. Añado algunas arengas: No pierdan el gesto de la pregunta. No sucedan a sus generaciones sin fecundar. Tengan nuevos líderes con visión apostólica y nunca caigan en la condición de mercaderes haciendo política. Sean potentes, estremecedores y arrastren y subviertan a las masas contra la corrupción.

Los años venideros deben ser un tiempo para ustedes y solo así afrontaremos el bicentenario con la génesis de la esperanza. Creo que hay jóvenes preparados para una política en serio. Los reto a avanzar en ese cometido.

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