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El Clarín (Cajamarca Perú)
En abril de 2007 realizamos con Luisa
Fernanda Maldonado un estudio sobre el contexto social, económico y político de
Cajamarca, por encargo de PROJUSTICIA (Perú), de cara al desarrollo de la Conferencia
“Seguridad Ciudadana y Seguridad Jurídica para las Inversiones” el 12 de abril
del mismo año en la capital regional.
Entre otros aspectos, identificamos
que el año 2006 la región Cajamarca recibió 946 millones de soles y ahora vemos
que son 1583 millones los que recibirá durante el 2018; con lo que se
constituye, en promedio, en la sexta región con mayor presupuesto del país.
Asimismo, en el año 2005, fue la primera región en el ranking de asignación de
recursos vía canon minero (33,2%); y para el 2018 el proyecto de Ley de
Presupuesto del Sector Público precisaba que estos recursos para las regiones
alcanzarían los 3,968 millones de soles (36% de crecimiento), y que los
departamentos más beneficiados serían Moquegua, Arequipa, Cajamarca y Junín. No
obstante, nuestra región sigue ocupando los últimos puestos en el Índice de
Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y algunos
de sus distritos siguen entre los 30 últimos de dicho ranking.
Otros elementos característicos identificados
tienen que ver con los conflictos sociales que ocurren (más del 80%) en las áreas
rurales donde la mayoría de la población vive bajo la línea de la pobreza.
Adicionalmente, la inseguridad ciudadana y la falta de presencia del Estado también
son dos variables persistentes a la fecha.
Once años después, esta realidad poco
o nada ha cambiado en beneficio de los sectores en situación de vulnerabilidad,
como nuestras mujeres, niños y niñas. Sigue la exclusión social y cada cierto
tiempo, entre otras formas, se expresa a través de movilizaciones violentas. Hay
un contraste entre dos realidades referidas a los elevados ingresos antes mencionados,
percibidos por gobiernos locales y gobierno regional, y la pobreza en el cual
se inserta la dinámica e impactos de la producción minera que en general
tampoco ha comprendido la necesidad de hacer compatibles sus beneficios y los
derechos humanos de los cajamarquinos.
A lo largo de estos años y desde antes,
la población no percibe mejoras en las trece provincias. Todo indica que no
eligió bien a sus autoridades y que éstas prefieren la improvisación, lo
coyuntural, el predominio de las reglas políticas del Gobierno Nacional y no un
gobierno más técnico que político y con visión de región líder en el país;
aspectos que, como sabemos, son “caldo de cultivo” para el afianzamiento de la
corrupción. Por eso, a diciembre de 2017, eran 661 las autoridades políticas y
servidores que tenían acusaciones en estrado judicial; según reporte del Poder
Judicial.
Otro aspecto, del que llamamos
atención, es la débil y hasta nominal presencia del Estado, lo cual señala la necesidad de una reforma en la que se generen
estrategias de fortalecimiento institucional; considerando que el “proceso de
descentralización” en Cajamarca se ha llevado de forma desordenada, en tanto el
proceso de transferencia de competencias y acreditación hasta la fecha no
resulta del todo evidente.
Esta descentralización no puede
descontextualizarse de la desigualdad social, la intensidad de la pobreza, la creciente
inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer, la no inclusión social y
la ausencia del Estado que debería representar y cautelar los intereses de la
población. Estos factores, por su importancia para construir una sociedad
democrática, deben ser el centro del debate electoral en el marco de las
elecciones municipales y regionales en desarrollo ¿Lo están siendo?
Planteamos, a partir de esta lacerante
realidad y en una línea de reflexión constructiva, un debate amplio y con
perspectiva plural y de equidad, en la lógica de que se incluyan propuestas
ciudadanas específicas de gestión pública; violencia contra la mujer y género
por ejemplo. De nada sirve, para citar sólo un medio legal, que tengamos mecanismos
de participación como la Ley de Presupuesto Participativo si es que no la informamos
adecuadamente a la población, en tanto los gobiernos locales no ha puesto a
disposición de los ciudadanos el nivel de desarrollo del proceso; con lo que se
impide evaluar la implementación de dicho Presupuesto Participativo en el
distrito o provincia reduciendo el mecanismo a un “saludo a la bandera”. Una vez más no son las normas el
problema, sino los hombres.
Hago votos para que mis paisanos y
paisanas, en este proceso electoral, elijan bien. Por eso los invoco a
informarse y castigar a la corrupción en las urnas y de ese modo darle valor
cívico a su voto; pero también los exhorto a no dejar de controlar el poder una
vez otorgado. Cajamarca puede ser ejemplo en este cometido.
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