La “señora K” y sus financistas han comprendido que no
ganarán la siguiente elección presidencial, pero sí la congresal, y están
aplicando una estrategia –envolvente y finamente armada- para mantener sus
cuotas de poder en el escenario económico, político y religioso del país.
Están apostando por un triunvirato y les está resultando
favorable. Con tres frentes en el Congreso, aparentemente distintos, podrán
seguir defendiendo sus intereses y para lograrlo no dudarán en obstruir y
chantajear a quién presida el Ejecutivo. Ya lo han hecho recientemente, desde
el Congreso disuelto constitucionalmente.
Han decidido captar el voto de la población dispersándolo, a
través de candidaturas alternas y para ello destinan millonarios
financiamientos. Usan caretas que, pese a los antecedentes de quienes se
esconden tras ellas, aun cautivan -siempre- con el objetivo mantener
inalterable el estado de cosas (statu quo).
De Soto, López Aliaga y la “señora K”, en este esquema de
“participación política”, son músicos de una misma banda y entonan sus
encantadoras melodías leyendo un mismo pentagrama.
Los tres tienen una misma agenda. Un “Plan de Gobierno” con
similar horizonte, no exhiben discrepancias entre ellos, tienen a su servicio
las mismas encuestadoras y programas televisivos, tampoco se esfuerzan en
modular sus ataques a quiénes se oponen a sus designios, etc. Los registros que
hay de los denominados debates presidenciales, también muestran un único cordón
umbilical.
Su visión del Perú, es instrumentalizar y controlar lo que
puedan para su beneficio. Sus mañas, aquellas con las que operaron en la década
del 90 y las décadas siguientes, no las han perdido; las han refinado. Quién,
de los tres, resulte elegido es secundario. Por eso no les complica tener el
papel de fusibles de una misma apuesta, usando el sistema electoral y político
en crisis y abusando de ofertas populistas, que como sabemos aún tienen amplia
acogida social, marcadas por la mentira el autoritarismo y las culturas del
odio y la depredación.
Sólo les interesa tener una representación mayoritaria en el
próximo Congreso, que estimo sería la “primera fuerza” al estar integrada por
más del 20% de los congresistas. Por ahora se satisfacen, en controlar el
Congreso.
Fortalecer el Estado y hacerlo eficiente y eficaz, en la
prestación de servicios, no les interesa; como tampoco a la mayoría de las
ofertas electorales existentes en cartelera. Su horizonte es poner los
servicios públicos en manos privadas, bajo reglas entreguistas; sin importarles
que las brechas sociales se profundicen y la reconciliación entre peruanos y
peruanas sea inalcanzable. Por eso desarrollar iniciativas con objetivos
sociales, les resulta asunto de “rojos” o “terrucos”. No han evolucionado y
tampoco comprendido que el Perú es diverso y multicultural.
Resulta imperativo, frente a esta amenaza latente, promover
un voto que no sume a esta componenda y tampoco a aquellas propuestas que no
han deslindado con las dictaduras disfrazadas de democracia, existentes en
América Latina. Merecemos iniciar un tercer siglo de República con esperanzas,
no con miedo y resignación y tampoco con cruces inservibles y prospectos de
tiranías.
Una composición congresal mayoritaria, integrada por “Avanza
País” “Renovación Popular” y “Fuerza Popular”, repetirá una y otra vez las
crisis de gobernabilidad que hemos vivido los últimos tres años. La vacancia
presidencial, será una constante espada de Damocles, en el cuello del próximo
Presidente y su Gabinete. Se trata de personas que culturalmente no dialogan,
sólo imponen, porque aún hay quienes respaldan estas prácticas coloniales y
abusivas.
Advertidos estamos. Si queremos dejar de quejarnos y
lamentarnos, los siguientes años, elijamos informada y libremente. Demostremos
nuestro amor por el Perú, no eligiendo -por más elocuentes y simpáticos que nos
parezcan- a quiénes sólo se acercan al Estado para asaltarlo. En la actual
oferta electoral, algo bueno debe existir."
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