lunes, 25 de febrero de 2019

“La Paisana Jacinta” y otros


Publicado en:
El Clarín (Cajamarca Perú)

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. No obstante, este primer mandato de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) que coincide con el sétimo y el veintitrés de la misma norma, pese a su claridad, sigue siendo “letra muerta” o “suma de buenas intenciones”, para gran parte de nuestras sociedades y Estados del mundo.

“Comportarse fraternalmente los unos con los otros” constituye, en ese sentido, una invocación que pocos han comprendido en su esencia y objetivos humanizadores. Estamos en el siglo XXI y todavía tenemos promotores y abiertos defensores y otros “caletas” de la misoginia, el racismo y otras formas de discriminación.

Frente a estas aberraciones y taras culturales se han establecido normas internacionales y mecanismos diversos, tanto en el Sistema Universal (ONU) como en el Interamericano (OEA) de Protección de Derechos Humanos que, pese a su importante desarrollo a nivel de constitucional legal y jurisprudencial, no han logrado resolver la exclusión y otras formas perversas de vulneración de derechos fundamentales de sus víctimas. En este caso, tampoco es un asunto de fallas en las leyes sino de los seres humanos.

Por eso es comprensible, pero al mismo tiempo repudiable, que tengamos aun sectores de nuestra población, algunos de ellos ligados a la academia y otros sectores estratégicos de nuestra sociedad, que la respalden en nombre del Derecho (“libertad de expresión”, “no al activismo judicial”, etc), y -un poco más- aplaudan al señor Jorge Luis Benavides Gastello (Lima - 1967) y a Latina Televisión por sus solapados atropellos a los milenarios y ricos pueblos andinos. No ignoro que lo propio han perpretado, en el tiempo, contra los hermanos afro-peruanos con el denigrante personaje “negro mama”.

Un atentado -flagrante- contra lo andino. ¿Acaso “lucir”, vestir, hablar o caminar distinto a la “cultura limeña o costeña dominante y estereotipante” que, en gran parte de sus aspectos es una pésima imitación de la llamada “cultura occidental”, es motivo de sarcasmo o burla?. Olvidan que “el Perú nació serrano”, se proyectó al mundo desde sus Andes y que adquirió talla mundial en su gastronomía y otros frentes, gracias a su diversidad y fusión étnica y extraordinaria riqueza de cada piso ecológico. Ignoran igualmente, las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), en el sentido de poner fin a la discriminación y exclusión que continúa limitando el libre ejercicio de los derechos de una gran parte de la sociedad peruana; especialmente de aquellos sectores de la población más afectados por la violencia durante el conflicto interno armado.

Entre otras razones, por eso el MRTA y Sendero Luminoso, encontraron en este tipo de conductas sociales (dale circo al pueblo si tiene hambre) justificación para dividir, destruir, perseguir, secuestrar y asesinar. El Estado siempre lo hizo en el curso de su historia. Les recuerdo que un pueblo que olvida su historia, está condenado a repetir sus mismos fracasos, errores y atrocidades, una y cien veces.

Por estas consideraciones, felicito la decisión de la juez cusqueña YANET OFELIA PAREDES SALAS que, en una línea de activismo judicial, declaró fundada la acción de amparo interpuesta por cuatro mujeres patriotas (Rosalinda Torres Morante, Irenen Quispe Taboada, Cecilia Paniura Medina y Rosa Supho Ccallo) y ordenó, mediante la Resolución N°76 el lunes 26 de noviembre, sacar del aire a “La Paisana Jacinta”. Celebro, en esa misma línea, que siga democratizándose nuestro sistema de justicia y que lo haga desde sus bases (Richard Concepción y Domingo Pérez son esencia de estas bases).

Si nuestra apuesta es construir una sociedad con oportunidades para todos (selváticos/amazónicos, serranos y costeños), realmente reconciliada, con respeto a su diversidad y con horizonte común de país, debemos desechar toda forma de discriminación; considerando que constituyen barreras para lograr el Perú que merecemos TODOS y TODAS.

Como andino, proveniente de los sectores tradicionalmente excluidos de nuestro extraordinario país (nací en Agua Blanca - San Miguel - Cajamarca), a los que todos llaman en su retórica política y a veces académica “prioritarios”, ésta decisión judicial representa una cachetada a la mirada raquítica predominante y sesgada de nuestro Perú, desde un sector minoritario pero “DOMINANTE” de la “cultura limeña”.

No más Carlos Benavides, Gisella Valcarcel, Manolo Rojas, Laura Bozo, Carlos “Cacho”, Magaly Medina, Ernesto Pimentel (“La Chola Chabuca”) y otros tantos rostros representativos de la televisión carroña; todos ellos dóciles y complacientes con la última dictadura.

"En Perú es muy común pensar que una persona andina es torpe, no entiende nada". Este concepto errado pero además discriminador debe cambiar y éste –también- es un buen momento para afianzar este proceso…

Vamos bien jueza YANET OFELIA PAREDES SALAS …!!!

Seguimos mejorando como sociedad PAISANOS PERUANOS…!!!

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