Publicado en:
El Clarín (Cajamarca Perú)
Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros. No obstante, este primer mandato de la Declaración Universal de Derechos
Humanos (1948) que coincide con el sétimo y el veintitrés de la misma norma,
pese a su claridad, sigue siendo “letra muerta” o “suma de buenas intenciones”,
para gran parte de nuestras sociedades y Estados del mundo.
“Comportarse
fraternalmente los unos con los otros” constituye, en ese sentido, una
invocación que pocos han comprendido en su esencia y objetivos humanizadores.
Estamos en el siglo XXI y todavía tenemos promotores y abiertos defensores y
otros “caletas” de la misoginia, el racismo y otras formas de discriminación.
Frente
a estas aberraciones y taras culturales se han establecido normas
internacionales y mecanismos diversos, tanto en el Sistema Universal (ONU) como
en el Interamericano (OEA) de Protección de Derechos Humanos que, pese a su
importante desarrollo a nivel de constitucional legal y jurisprudencial, no han
logrado resolver la exclusión y otras formas perversas de vulneración de
derechos fundamentales de sus víctimas. En este caso, tampoco es un asunto de
fallas en las leyes sino de los seres humanos.
Por
eso es comprensible, pero al mismo tiempo repudiable, que tengamos aun sectores
de nuestra población, algunos de ellos ligados a la academia y otros sectores
estratégicos de nuestra sociedad, que la respalden en nombre del Derecho
(“libertad de expresión”, “no al activismo judicial”, etc), y -un poco más-
aplaudan al señor Jorge Luis Benavides Gastello (Lima - 1967) y a Latina
Televisión por sus solapados atropellos a los milenarios y ricos pueblos
andinos. No ignoro que lo propio han perpretado, en el tiempo, contra los
hermanos afro-peruanos con el denigrante personaje “negro mama”.
Un
atentado -flagrante- contra lo andino. ¿Acaso “lucir”, vestir, hablar o caminar
distinto a la “cultura limeña o costeña dominante y estereotipante” que, en
gran parte de sus aspectos es una pésima imitación de la llamada “cultura
occidental”, es motivo de sarcasmo o burla?. Olvidan que “el Perú nació
serrano”, se proyectó al mundo desde sus Andes y que adquirió talla mundial en
su gastronomía y otros frentes, gracias a su diversidad y fusión étnica y
extraordinaria riqueza de cada piso ecológico. Ignoran igualmente, las
recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), en el
sentido de poner fin a la discriminación y exclusión que continúa limitando el
libre ejercicio de los derechos de una gran parte de la sociedad peruana;
especialmente de aquellos sectores de la población más afectados por la
violencia durante el conflicto interno armado.
Entre
otras razones, por eso el MRTA y Sendero Luminoso, encontraron en este tipo de
conductas sociales (dale circo al pueblo si tiene hambre) justificación para
dividir, destruir, perseguir, secuestrar y asesinar. El Estado siempre lo hizo
en el curso de su historia. Les recuerdo que un pueblo que olvida su historia,
está condenado a repetir sus mismos fracasos, errores y atrocidades, una y cien
veces.
Por
estas consideraciones, felicito la decisión de la juez cusqueña YANET OFELIA
PAREDES SALAS que, en una línea de activismo judicial, declaró fundada la
acción de amparo interpuesta por cuatro mujeres patriotas (Rosalinda Torres
Morante, Irenen Quispe Taboada, Cecilia Paniura Medina y Rosa Supho Ccallo) y
ordenó, mediante la Resolución N°76 el lunes 26 de noviembre, sacar del aire a
“La Paisana Jacinta”. Celebro, en esa misma línea, que siga democratizándose
nuestro sistema de justicia y que lo haga desde sus bases (Richard Concepción y
Domingo Pérez son esencia de estas bases).
Si
nuestra apuesta es construir una sociedad con oportunidades para todos
(selváticos/amazónicos, serranos y costeños), realmente reconciliada, con
respeto a su diversidad y con horizonte común de país, debemos desechar toda
forma de discriminación; considerando que constituyen barreras para lograr el
Perú que merecemos TODOS y TODAS.
Como
andino, proveniente de los sectores tradicionalmente excluidos de nuestro
extraordinario país (nací en Agua Blanca - San Miguel - Cajamarca), a los que
todos llaman en su retórica política y a veces académica “prioritarios”, ésta
decisión judicial representa una cachetada a la mirada raquítica predominante y
sesgada de nuestro Perú, desde un sector minoritario pero “DOMINANTE” de la
“cultura limeña”.
No
más Carlos Benavides, Gisella Valcarcel, Manolo Rojas, Laura Bozo, Carlos
“Cacho”, Magaly Medina, Ernesto Pimentel (“La Chola Chabuca”) y otros tantos
rostros representativos de la televisión carroña; todos ellos dóciles y
complacientes con la última dictadura.
"En
Perú es muy común pensar que una persona andina es torpe, no entiende
nada". Este concepto errado pero además discriminador debe cambiar y éste
–también- es un buen momento para afianzar este proceso…
Vamos
bien jueza YANET OFELIA PAREDES SALAS …!!!
Seguimos
mejorando como sociedad PAISANOS PERUANOS…!!!
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